Hace una semana que Buenos Aires es una gris nube de permanente rocío, ese que parece que no pero te empapa. Y el césped de Avellaneda acusó recibo para mostrar una lucha en el barro: si el nivel técnico del torneo araña la medianía bajo el sol, imaginemos un lodo que refleja la iluminación en los charcos y se come la cal de las líneas bajo una cortina de agujas húmedas que frena la pelota, desliza botines y pega camisetas al cuerpo. Le tocó a Rácing. En el torneo de los Bingos, la Academia sacó una línea que fue a buscar. Acaso tuvo más piernas que Vélez. Cuando mostraron el cartel de 2 MINUTOS SUPLEMENTARIOS, Ávalos la embocó y la hinchada enloqueció bajo la lluvia.
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