Friday, June 8, 2007

Goles en la niebla.

JUNIO 07 de 2007.
Copa Libertadores de América 2007 – SEMIFINALES VUELTA
Boca Júniors (Argentina) 3 Cúcuta Deportivo (Colombia) 0

Alrededor de las 19 hs me encontraba en el barrio de Caballito (centro geográfico de la ciudad de Buenos Aires). De pronto una nube cubrió la avenida Rivadavia y la misma pregunta se repitió entre todos los transeúntes: ¿eso es niebla? ¿un incendio? ... algo desigual.




NIEBLA en Buenos Aires

Problemas en rutas, choques en autopistas, demoras en los accesos a Buenos Aires y en los servicios ferroviarios, alerta del Servicio Meteorológico Nacional, cerrado el Puerto de Campana, el Puerto de Zárate y el Puerto de Buenos Aires, cerrado el aeroparque, los aviones fueron desviados, cerrado el aeropuerto internacional de Ezeiza. En la ribera, donde la niebla besaba el césped, la Bombonera estaba abierta. A las 21.10 el línea (uruguayo) Pablo Fandiño llamó al árbitro porque no veía la línea de enfrente o, incluso, el área. El partido se suspendió, una y otra vez según la caprichosa danza de la NIEBLA. Ya el juego inició 35 minutos después de lo establecido (19.30). Y la leonera rugía, jugalo la puta que te parió, mientras los pasillos se inundaban de versiones, porque el partido, sobretodo después de la hora 21, debió haberse suspendido.



Imaginemos el momento de estos muchachos colombianos, expectantes de jugar en la Bombonera de Buenos Aires, atropellados por Boca, a ciegas y con semejante estruendo de alaridos sin cara. Se notó que este equipo colombiano que llega a momentos de vistoso juego no tiene la envergadura para tamaño embate. Después de todo El Cúcuta Deportivo escribió su primera página en la historia del fútbol sudamericano.





No vale un análisis. Si había algún plan, el clima porteño lo abortó. Boca salió como asesino armado, sin mas plan que la venganza. Y así estuvo Boca, tirando punzadas en la niebla a un rival que se solapaba. Por eso el partido recién lo abrió un tiro libre inatajable – con y sin niebla - de Riquelme, virtud que no hay que dejar de reconocerle: la pelota tocó antes que el fondo, la red lateral del arco. Hasta entonces, minuto 44, Cúcuta había soportado y hasta se había acostumbrado al impetuoso desorden xeneize – que llegaba a la medialuna del área - rechazando a cualquier parte. Con el gol certero y más que oportuno, exacto, Boca volvió a salir con el cuchillo entre los dientes en el segundo tiempo. Se sentía, se veía venir; era el perro que olfateaba el miedo, el vampiro por la sangre. Y Cúcuta sucumbió en la niebla. Hasta los directores de cámara entraron en desorden buscando un plano televisable, una vista que mostrar. Fue todo de Boca que envolvió a Cúcuta en su juego del gallo ciego, con poco fútbol y mucha garra, garra xeneize. Boca 3 a 0. Boca finalista.

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