Sunday, April 8, 2007

Estudiantes


9ª fecha – Torneo Clausura 2006 – 7 de abril de 2007 – Estadio Único de La Plata – ESTUDIANTES 2 SAN LORENZO 1.

La noche agradable, el estadio de La Plata, el puntero del campeonato, el último campeón, Verón, Estudiantes y San Lorenzo invicto y a un juego de récord son los condimentos que se conjugaron para hacer el partido esperado, hoy el partido del fútbol argentino. En esta coyuntura no hay más que agregar, en un torneo de menos de 20 fechas, que un equipo acumule 8 sin perder, San Lorenzo, no pasa por alto y menos si esa marca (extraña estadística) constituye el mejor arranque de campeonato de su historia. Ingredientes que cuesta encontrar en nuestro fútbol nos llevaron a La Plata en la novena fecha del torneo clausura 06. Y pudimos ver un partido de fútbol, toque, rotación, velocidad, roce y demasiada corrida. Pudimos ver cambios de frente hechos con precisión (Verón), diagonales resueltas (Calderón), travesaños golpeados (Silvera, Pavone), buen dominio (Sosa), diferencias en pocas baldosas del área (Lavezzi). La mayor parte del juego no se diferenció de la normal argentina de hoy: lucha, pierna y fricción, la manera, en este caso, en que se planta un local campeón y un puntero invicto. Pero el juego se hizo más atractivo a la vista porque el monólogo de fricciones era interrumpido por algunas perlas (que hoy llamamos) de distinción, cuando un jugador muestra la decisión, el panorama y la precisión para superar el oficio ordinario. Fueron unas gotas de rocío sobre la noche que brillaron en la luz de un juego muy peleado, a lo argentino y casi uruguayo. Porque Estudiantes es esa combinación: un cuadro defensivo extremadamente aguerrido, concentrado y poco elegante con un medio juego mixto de quite y generación hacia dos puntas de oficio neto. Y San Lorenzo, aun en formación, que no se sabe bien a que juega pero que tiene la estima muy alta. No neguemos que sobra entusiasmo (se notó). Sólo Verón regulaba la velocidad. Simeone, técnico nuevo, hizo caso al libro y cambió a Pavone (delantero) por Luguercio (volante) pero no gritó que el equipo baje un cambio y Estudiantes, ganando 2 a 0, iba con corridas individuales sin poder frenar la inercia del vértigo. Buenas resoluciones hicieron un agradable espectáculo. Cosas simples como el gol de Sosa, de quién se esperaba acaso que, situado a metros del área rival después de traer solo la pelota desde su campo, la abriera a la punta para buscar cabecear un centro (como una y mil veces se hace) y sorprendió a la defensa azulgrana, incluso al arquero, y puso un tiro en el ángulo inferior del arco. Cosas distintas como el gol de Lavezzi, que en un metro del área rival, se apartó de tres hombres, uno caño de taco (utilizado como recurso para girar) y clavó un derechazo a quemarropa. Cosas no habituales en el fútbol argentino de hoy. Valió la pena la noche en La Plata.


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