Friday, December 5, 2008

Diego Milito: "Feliz en Génova".

[calígula]
Duerme fresco bajo las sombras de Messi, Tévez, Agüero, Lavezzi, incluso Denis y hasta su hermano Gabriel.

El eterno olvidado se inició en Rácing Club (5 temporadas, 137 partidos y 34 goles). Números de segunda en un club golpeado por malas administraciones lo llevaron a la segunda italiana (Genoa, 2004).

Varias veces acudió a citas de segunda para la selección argentina alternando pocos minutos de juego con el banco de suplentes o simplemente como sparring de lujo (el último encuentro fue la citación de Basile que le valió 45 minutos de juego en un equipo ya sin alma).

Quedó en la memoria argentina un jugador alto, parecido al “Príncipe” Francéscoli, que no metía los goles de un goleador, carente del cotizado punch y de velocidad poco electrizante que no puede asentarse en la selección.

Sin embargo, con menos punch que técnica, panorama e inteligencia y con menos velocidad que juego y ubicación, es el actual goleador del Calcio (11 en 13 y 5 asistencias), después de descender con el Zaragoza español, después de quedar a dos goles del pichichi Van Nistelrooy (2007), de hacerle un doblete al Barcelona y cuatro al Real Madrid (Copa del Rey), hizo el mejor promedio goleador de la historia del Genoa (0.62 gol por partido o 46 goles en 74 partidos).

Pero los números no se hicieron para Diego Milito “feliz en Génova”. Porque, con todo, su juego cuantifica menos de lo que cualifica. Porque el ídolo de Eros Ramazotti es como la verdadera buena canción que, carente del impacto del hit, entra después de escucharla una y otra vez. Entonces sí aparece en toda su dimensión y se redescubre una y otra vez con gratas, elegantes y reconocibles sorpresas como la de saborear un buen y distinto vino tinto en cada domingo.

La selección argentina ¿tiene tiempo?

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