Digna final Sudamericana, final de alto vuelo que se llevó Internacional de Porto Alegre ante un enorme Estudiantes de La Plata.
Porque no sólo en Brasil se descontaban la vuelta olímpica, los fuegos artificiales, el Nissan y la borrachera. Porque Inter ganó en La Plata (0-1) mostrando tan sorprendentes como brasileñas artes defensivas ante un pincha que no preparó la final (acaso veamos en la decisión de no postergar el partido ante Tigre el mayor error del caso). Porque la diferencia final entre Inter y Estudiantes fueron unos pocos minutos musculares.
Vale pagar la entrada para ver a Inter: una sólida y atípica combinación de vértigo, virtuosismo y garra defensiva. La calidad conjunta de jugadores como Nilmar, Alex y D´alessandro por delante de un Edinho, delante de un Alvaro funcionando como equipo, no se ven en continuado.
Pero bien vale la entrada si tiene enfrente un equipo como Estudiantes, capaz de vapulearlo en su propio estadio colmado de voces y bengalas (estalladas y preparadas) y de llevarlo a los límites de su capacidad futbolística y anímica.
Porque no sólo en Brasil se descontaban la vuelta olímpica, los fuegos artificiales, el Nissan y la borrachera. Porque Inter ganó en La Plata (0-1) mostrando tan sorprendentes como brasileñas artes defensivas ante un pincha que no preparó la final (acaso veamos en la decisión de no postergar el partido ante Tigre el mayor error del caso). Porque la diferencia final entre Inter y Estudiantes fueron unos pocos minutos musculares.
Vale pagar la entrada para ver a Inter: una sólida y atípica combinación de vértigo, virtuosismo y garra defensiva. La calidad conjunta de jugadores como Nilmar, Alex y D´alessandro por delante de un Edinho, delante de un Alvaro funcionando como equipo, no se ven en continuado.
Pero bien vale la entrada si tiene enfrente un equipo como Estudiantes, capaz de vapulearlo en su propio estadio colmado de voces y bengalas (estalladas y preparadas) y de llevarlo a los límites de su capacidad futbolística y anímica.
Porque si de algo sabe Estudiantes es sobre el punto que va a la banca. Y entonces, después de aguantar la filarmónica brasileña de toques de primera, diagonales y carreras que duró media hora, se lo llevó por delante.
Algo incalculable. Por lo visto en La Plata y ahora mismo. Un equipo que se floreaba a cien kilómetros por hora (Inter) enfrente de otro que lo buscaba a 35 (Estudiantes). Y sin embargo, pasado el chubasco y con energías revertidas, Estudiantes se lo cargó al Inter llevándolo contra su propio arco de la mano de Verón (cómo juega Verón!), la multiplicidad de Braña y los fabulosos minutos de Pérez por delante de un gigante Desábato y la permanente válvula de salida de Angeleri.
Algo incalculable. Por lo visto en La Plata y ahora mismo. Un equipo que se floreaba a cien kilómetros por hora (Inter) enfrente de otro que lo buscaba a 35 (Estudiantes). Y sin embargo, pasado el chubasco y con energías revertidas, Estudiantes se lo cargó al Inter llevándolo contra su propio arco de la mano de Verón (cómo juega Verón!), la multiplicidad de Braña y los fabulosos minutos de Pérez por delante de un gigante Desábato y la permanente válvula de salida de Angeleri.
Otro error quizá fue la decisión de Estudiantes de pretender ganarlo en los 90 minutos. El partido podía darse; ganando 1 a 0 Inter no daba señales de vida y entonces el pincha creyó en el milagro y gastó las últimas piernas que luego le faltaron en el suplementario.
Estudiantes había practicado penales pero el desgaste de los últimos minutos fue fatal (cuando salió Verón – minuto 97 – se resignó la probabilidad). En el segundo tiempo de alargue, a siete minutos de final, Nilmar empató el partido que se llevaba Estudiantes con el gol de Alayes (´65).
No podemos criticar la absoluta entrega y menos la performance. Acaso sí echar una mirada de revisión sobre las decisiones estratégicas que se toman al borde de la cancha.
Aplaudimos de pie a Estudiantes de La Plata que estuvo a punto de burlar todas las apuestas. Vimos una final de nivel. Una final con todo lo que pide el espectáculo. Una final que le quedaba bien a cualquiera. Pero en definitiva, la final de un torneo que le queda mejor a Internacional, ahora dueño de la única Copa que faltaba en sus vitrinas.
FICHA DEL PARTIDO
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