Wednesday, May 4, 2011

Blas Giunta, el ferguson argentino.


04.05.2010 - Ferguson y Maradona son los sustantivos propios del fútbol que, por demás, pueden convertirse en comunes. Casi como la oposición de Baudrillard (lo opuesto a lo feo no es lo bello sino lo más feo que lo feo), diríamos que el sustantivo propio que se convierte en común es doblemente propio (o más propio que lo propio).

Ambos (Ferguson y Maradona) trascendieron sus fronteras profesionales al punto que, de tan distinguido el apellido, lograron su doble valor (sustantivo propio y común) en significación.

Así aparecen frases como “el maradona del básquet”, “el maradona del hockey”, “el maradona de los negocios” o “el ferguson de la AFA”.

Cabe distinguir, como digresión, que uno trascendió por talento (Maradona) y otro (Ferguson) por contrato. Decir “el maradona de los arquitectos” es decir “el mejor de los arquitectos”. Y decir “el ferguson de la política” podría equivaler a decir “atado a la silla”.

Así, el significado del sustantivo común “ferguson” podría definirse como “persona o individuo que permanece holgadamente en su cargo o rol.”

Si nos atenemos a lo nuestro (fútbol), no hace mucho encontramos al ferguson de Colón, por entonces también buscamos al ferguson de Rácing y, ahora, vamos por el ferguson de Argentina.

Más de 2000 días (5 años y medio), ininterrumpidamente en el banco de Almirante Brown, desde el 17 de septiembre de 2005, le valen la unicidad del sustantivo común, el ferguson argentino, al unánime Blas Armando Giunta.

Dos ascensos (al Nacional B), una promoción a Primera que se abortó (en descenso) en los tribunales y bien pasados los 200 partidos en continuado (101G 62E 59P) edulcoran su vigente trabajo de entrenador.

Más allá de cualquier connotación dable al sustantivo, es digno de destacar el caso Blas. 
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