25.01.2011 - Es la norma la que genera su propia excepción como es la racha la que genera su propio corte. La carrera de Mourinho, vista (hasta por él mismo) bajo el síndrome capitalista de la perenne superación, se ve nublada de cierto desequilibrio entre resultados y discursos.
En cierto modo, me recuerda al show de los Rolling Stones siglo XXI (que presencié en Buenos Aires): luces, imágenes, faraónica estructura y amplificaciones de sonido que compensan la septuagenaria performance de sus miembros: show must go on, no deja de ser válido (desde cierto punto de vista).
Pero también, si se me permite, me remite a Ricardo Caruso Lombardi, quien se jacta de haber elegido al shoteador del tiro libre embocado sin abandonar las grandilocuentes quejas y victimizaciones arbitrales, cuando no conspiraciones.
La declamación de Mourinho es herramienta conocida y válida. Butragueño, Preciado, Segurola, Moratti (por sólo mencionar algunos) hablan de Mourinho. Mou elige a quien y como contestar mientras el plantel merengue entrena.
El inverosímil invicto local continúa (no pierde con sus equipos en condición de local desde el 23/02/02, Oporto 2 Beiramar 3, más de 8 años) pero el invicto del Real Madrid ya es historia (oscura): 5-0 con Barcelona, el rival a vencer que le lleva 4 puntos en la Liga.
Entonces aparecen los árbitros en el discurso de Mourinho que, usando ese umbral, sube a pedir públicamente que su club, el Real Madrid, lo defienda y lo respalde ante semejantes injusticias.
¿Es el mismo Mourinho que, cuando se sentaba en el banco del Barcelona decía: "La prensa de Madrid y su afición apoyan al equipo cien por cien. Nosotros no tenemos la ayuda de nadie, ni nadie que nos defienda. Estamos solos en este barco". (30-01-1997)?
¿Es quién atacaba a Antic diciendo que "se queja de los árbitros para desviar la atención, pero la realidad es que el Atlético está a 9 puntos del Barça". (22-10-1996)?
Mourinho reclama respaldo institucional y el Real Madrid no parece dispuesto a enturbiar su imagen en nombre de un entrenador. Aparece Valdano (director deportivo) y el paraguas excusatorio de Mou se amplía a la carencia de un 9 (Higuaín lesionado), cuando Florentino Pérez gastó 40 millones de euros en un errático Benzema.
"No hablo con Valdano, lo hago directamente con el presidente y con José Ángel Sánchez" (Mourinho)
“Si Mourinho reporta al Presidente, yo también” (Valdano).
Los días aciagos continúan y el portugués plantea pelea. En el (capitalista) show de Mou, que debe continuar, el fin justifica los medios. ¿Caiga quién caiga?
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